Snowdonia: el lugar de nacimiento de la mitología celta galesa

Snowdonia es una región en el noroeste de Gales (Wales). Es un enorme Parque Nacional que se concentra alrededor de colinas y los accidentes geográficos. Tiene un histórico ferrocarril que sube a la cumbre de la montaña más alta de Gales, Mount Snowdon.

Desde allí se pueden ver vistas maravillosas del mar y por supuesto se ve Irlanda. Este parque también alberga una extensa red de senderos, más de 100 lagos y picos escarpados entre los que se cuentan Cader Idris y Tryfan., muy famosos por su belleza.

Bueno, todo lo anterior lo van a encontrar en cualquier buena guía sobre el lugar, pero lo que probablemente no les van a decir es que es un lugar mágico, del que se habla en un muy antiguo libro, llamado el Mabinogion o (Mabinogi). No les miento. Caminar por esos senderos (lo hice miles de veces durante los 6 meses que viví en Caernarfon) es entrar en un cuento.



Muchas veces me perdí. Y gracias a esas grandes perdidas mías, pude descubrir casas de piedra abandonadas, lagos, cascadas y espectaculares paisajes que, yendo de la mano de un guía, no hubiera podido hallar.  Los amigos que hice estando allá me dieron un mapa. En él podía ver los caminos regulares y los senderos. Yo me decanté por explorar los segundos y fue toda un experiencia.

Pasearse por la mitología
El norte de Gales es realmente hermoso. En sus parajes puedes entender eso que dicen los locales sobre el encanto que ejercen sobre los visitantes los elementales de la tierra (gnomos, duendes). 

Un lugar que yo quería ver era, sin duda, el lago Bala, llamado en galés Llyn Tegid. De este lago sacó la diosa Cerridwen el agua para la poción que, su sirviente Gwion, debía vigilar por un año y un día, para convertir al horrendo y tonto hijo de la diosa, Mofran, en un bardo de gran sabiduría.

En fin, llegué a las orillas del lago casi por casualidad. Fui a un almuerzo de navidad en un pequeño poblado y cuando me dijeron su nombre (Bala) pregunté si el lago en el centro también se llamaba así. "Pero claro, Perla".  Salté del carro y me fui hasta él. Todo me temblaba. El lugar es increíble. Sientes que estás en una escena del "Señor de los anillos" y que en cualquier momento va a parecer un dragón.

El recuerdo de ese momento es imborrable. Hacía un frío tremendo, pero no estaba nevando. Todo era silencio. Y yo solo quería escuchar el viento y el agua correr. Me imaginé a Cerridwen recogiendo el agua y las plantas que tenía que poner en su gran caldero. Hacer este tipo de ejercicios en ese lugar era sencillo. La paz es infinita y la naturaleza increíble. 

Me contaron quienes me llevaron al lugar (almorzamos en un restaurante precioso y de estupenda atención llamado Plas-Yn-Dre) que en verano la gente va en masa a disfrutar del lago y hacen deportes acuáticos y picnics. ¿Y cómo no hacerlo? Es sencillamente maravilloso.

Enamorada de la montaña 
Soy caraqueña y no sé si a otros les pasa como a mí, pero ir a un lugar sin montaña te hace sentir desamparado. Tal vez por eso amo tanto a Snowdonia. Ver cada día el Snowdon, me hacía sentirme en casa, porque experimentaba la misma sensación de seguridad que me hace sentir el Ávila.


Esa montaña tiene una magia especial. Te arranca suspiros, te invita, te, te, te enamora. Subir hasta la cumbre son 6 horas de dura caminata (13 km ida y vuelta) y de paisajes que quitan el aliento (porque te falta el aire y porque son bellos) Pero no es para todo el mundo. Por lo que, si quieren aventurarse luego de leer esto, prepárense y muy bien, pero sobre todo abríguense, porque incluso en los tiempos "cálidos" el viento no tiene compasión con nadie.

Otra cosa que quiero compartir sobre este viaje es mi experiencia con los galeses. Si han oído hablar de lo pragmáticos y distantes que son los ingleses, créame algo, ellos no tienen nada que ver con esto. Esta gente, entre la que me sentí en medio de herejes maravillosos que hablan entre sí en un idioma intrigante y antiguo, son personas amigables y simpáticas con nombres de leyendas celtas. 

Para mí fue un shock conocer a varias Cerridwen, Branwen, Gwion o Myrddin (Merlín en galés) y al mismo tiempo ver como tienen una estatua de un dragón que saca la lengua frente a la puerta de una iglesia. En pocas palabras, los galeses son otro nivel, y si logras halarle de la lengua, van a escuchar las más hermosas historias contadas con tal pasión que sentirán, como yo, que se las cuenta un bardo. 

Así que, si van a Inglaterra, o mejor dicho a la Gran Bretaña, salgan de lo convencional y vayan derechito al norte de Gales, créanme que me lo van a agradecer.

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