París a la "mujicana" (una visión con sabor venezolano de la ciudad luz)



Andreina Mujica es la creadora de un concepto turístico llamado "París a la mujicana" que te permite conocer la ciudad luz desde una perspectiva muy inusual. Esta visión con sabor venezolano de una ciudad que enamora por su arquitectura, cocina, historia y glamour, agrega a la visita usual un cariz que solo alguien que ha vivido por años en este lugar puede conocer.

Periodista, fotógrafa y una cocinera excepcional, Andreína te entrevista. Averigua todos tus gustos: qué comes, qué lees, a quienes sigues en las redes sociales, qué escuchas. En fin... sentada contigo en un rato delicioso lleno de esas historias que solo ella sabe contar, te saca información valiosa sin que te des cuenta. Y lo mejor, es que se la das con todo el gusto del mundo.

Con todos estos datos en su mano, ella arma para ti un tour en el que te presenta los más icónicos lugares de París (Torre Eiffel, Catedral de Notre Dame, la iglesia de la Magdalena, Champs Elysee, Montmartre, etc.) desde una óptica única y envueltos en historias no tan contadas. Por si fuera poco, te lleva a comer a lugares interesantes y adaptados al presupuesto que tengas (ojo con esto, que ella suele emocionarse). 

En mi caso, luego de estar hospitalizada en La Reunión (lee todo los detalles en La Reunión, la isla de la adrenalina(parte II) ), lo único que mi cuerpo pedía era "sopita".  Andre me complació. Nos llevó a un sitio maravilloso, La Poule au Pot.

Pot au feu Paris

Este pequeño pedazo de la historia culinaria parisina queda en 9 rue Vauvilliers. Al llegar éramos la segunda pareja de comensales, por lo que tuvimos tiempo de verlo todo y de preguntar todo. Andreína posteriormente nos contó que, el restaurante  que actualmente pertenece al conocido chef Jean-François Trap, es toda una institución en en París. De hecho, está abierto desde hace más de 80 años, y es el sitio en el que aún se pueden probar los más deliciosos platos de la cocina "burguesa" (odio el término, pero si le dicen) francesa. 

El establecimiento tiene ese savoir-vivre francés que se ve en las películas. No por nada tiene, en uno de los espacios a la entrada, un cuadro de honor con algunos de sus visitantes más ilustres. 

Como es de esperarse en un sitio como este, la cava de vinos es un espectáculo. En pocas palabras, este es uno de esos lugares a los hay que darse el gusto de ir. Claro, no es para nada barato, se los advierto (por eso les dije arriba lo del presupuesto). Y si bien la comida es muy buena, mi sopita de costilla (pot-au-feu-marmiton) deja a la que probé en este sitio, muy mal parada. Así que, querido  Chef Trap si me invita voy y la cocinó para usted, para que vea a lo que me refiero. 😜

Montmartre, again...


Una de las historias que Andreina compartió conmigo fue la del famoso "puente del amor" o el "puente de los candados". Este puente cuyo nombre real es el Pont des Arts, es la vía que conecta el Institut de France con el Louvre Construido durante el el imperio napoleónico, éste sobrevivió a dos bombardeos aéreos (Primera y la Segunda Guerra Mundial) así como numerosas colisiones con barcos. Pero en 1979 un nuevo embate lo destruyó

El puente actual que fue construido en 1984 y que es, junto con el resto de los que están en la ribera del Sena, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, cargó por años con las promesas de amor de los turistas. La tradición marcaba que se personalizaba el candado, se cerraba en la barandilla del puente y se tiraba la llave al río, para sellar la confianza en ese sentimiento. 

No obstante,  el peso de las promesas de amor en forma de candados de más un millón de turistas (que supusieron más de 45 toneladas hasta 2015) casi lo hacen colapsar, por lo que la alcaldía decidió retirarlos, fundirlos y reforzar el famoso puente.

Sin embargo, cuando lo visité pude ver que algunos intrépidos enamorados habían logrado colgar uno que otro candado pero en la parte de abajo de este. También pude ver que en algunas barandas de Montmartre, la gente ha empezado a colgar estos candados en forma de corazón.  Pero Andre asegura que de vez en cuando los recogen para preservar las barandas y lo puentes que son objeto de estas muestras de amor.

Algo que me recomendó mucho Andreína que hiciera es el tour en el Citröen 2CV. Una de las famosas paradas de estos icónicos carros es precisamente en las cercanías de la iglesia del Sacre Coeur, en Montmartre. Los tours que cuentan con guías que pueden narrar anécdotas que solo los parisinos conocen, son conductores certificados que hablan inglés, español, alemán y hasta japonés. 

El paseo incluye música y paradas en sitios históricos, y hasta puede ser complementado con la contratación de un fotógrafo profesional. Desafortunadamente, no tuve tiempo para hacerlo. Pero si hablé un largo rato con los guías. Así que este tour lo tengo en mis pendientes para una próxima oportunidad. 

¿Osos en París? Mais OUI!

Perdida, para variar, en París fui a dar a un café repleto de osos de peluche gigantes. No, no estoy bromeando, es en serio. Le tomé temerosa algunas fotos y cuando vi a Andreína lo primero que hice fue preguntarle al respecto.

Resulta que antes del COVID, el distanciamiento social y todo esto de andar enmascarado por la vida, a un grupo de comerciantes parisinos se les ocurrió que contratar ositos de peluche para animar sus cafés, librerías, bares y negocios en general sería una estupenda idea. Y así fue. 

Los ositos de Gobelins entraron en la escena parisina con éxito y todo el mundo tuvo algo que decir de ellos. Evidentemente en la actualidad su trabajo consiste en ayudar en el tema de distanciamiento social. Lo que hacen con gracia y mucha ternura.

Sin embargo, Andre me contó que en 2018, cuando la revolución de los ositos no había empezado, se sorprendió al ver un carro repleto de ellos. Ella dice que otro conductor y ella (en su bicicleta) le dieron caza al carro. Pero luego de más de una hora de persecución por medio París ninguno de los dos pudieron ver quién conducía. "Así que asumí que era un osito", concluye.

Mujicanear

Como les venía diciendo, Andreína lo pasea a uno por todo París, pero estos tours no son paquetes establecidos. Esto quiere decir que antes de ir, hay que contactarla y hablarle de las cosas que se quieren ver y las que no. Esto es lo que le permite a ella hacer un tour a la medida. 

Estos paseos mujicanos pueden incluir cosas tan variadas como ir al palacio de Versailles, ir de compras a las galerías Lafayette (la que normalmente está repleta de chinos) o simplemente hacer un recorrido sibarita por la ciudad luz. Sin importar el recorrido que le pida a Andreína hacer, le puedo garantizar dos cosas: 1) se va a divertir con su compañía y con esos cuentos de ella que parecen no tener fin y 2) París va a tener una cara tan distinta que no podrá regresar a esta ciudad, sin antes consultar con la Mujica.










Comentarios

  1. Buen dato querida Perla!. He ido 5 veces a París, y un viaje es muy diferente al otro. Esta definitivamente es otra variedad que se debe disfrutar si se va una vez mas.

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    1. Todo depende desde donde la vivas. La primera vez que visité París la ODIE, pero estas dos últimas veces la ciudad me conquistó. Tengo mucho que conocer de ella aún. Gracias por comentar

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