La Reunión: la isla de la adrenalina (parte II)


¿Adrenalina? Adrenalina es poco cuando de la isla de La Reunión se habla. Emociones, paisajes, aventuras, retos, diversidad, son algunas de las palabras que se me vienen a la mente cuando pienso en este lugar. Así que, como les prometí en el video promocional de esta entrega, hoy les terminaré de contar los detalles de mi aventura en este paraíso francés del Océano Índico.

Algo muy interesante de este departamento ultramarino francés es lo desarrollado que está. Esto se puede corroborar en el hecho que se puede llegar en transporte público (autobús) a casi cualquier parte de la isla. Eso me encantó porque habla de un lugar hecho para el turismo. Asimismo, hay cualquier cantidad de emprendimientos alrededor de esta actividad y eso es maravilloso, porque la competencia ofrece multiplicidad de opciones. 

Por otra parte, de la mano de los lugareños experimenté algo de la vida cultural. Fui a un evento de artistas, en el que además de ver piezas de diferentes tipos y técnicas, había espacio para participar creando. Claro, en este momento COVID, estas actividades están un poco detenidas, pero aun así, la gente se atreve a hacer este tipo de iniciativas. 


Otra cosa que adoré en La Reunión fueron los mercadillos en Saint Paul y Saint-Louis. Estos, máscara mediante, claro, se mantienen en pie a pesar de lo tensa que puede ser la situación, justo para darle aire a la economía local y diversión a los visitantes.

Llegó la hora de volar





Hacer parapente ha sido uno de las cosas más retadoras de mi vida. Pero luego de ver el cielo lleno de los coloridos paracaídas, y escuchar a niños y adultos hablar de ello como una experiencia casi celestial, hice como en las piscinas: "a la una, a las dos, a las tres y... quiero hacer parapente".

Mi esposo casi había desistido (si dije casi, él NUNCA desiste) Pero se alegró muchísimo. No obstante, hasta último minuto me dijo, "¿estás segura?", y la verdad era que no. No estaba para nada segura. Pero ya estaba allí y con instructor que hablaba inglés. ¿Qué más se podía pedir? Ah sí, había algo que se podía pedir: VIENTO perfecto.

De todo el abanico de opciones que hay en La Reunión para hacer parapente escogimos a Air Lagon Parapente. Amables, dispuestos y super cuidadosos con los detalles, ellos te hacen la experiencia placentera y muy divertida (claro, esto último aplica a cuando eres valiente, y no como yo que solo quería llegar rápido a tierra 😋) Mi instructor, Ben, fue encantador, y super empático. Me mostró mantarrayas, estrellas de mar y tortugas y hasta me invitó a tomar el control del parapente 🤦🏾‍♀️, a lo que por supuesto me negué rotundamente. 


Vista aérea de la barrera de coral, La Reunión 

Debo confesar que en los primeros momentos del vuelo no escuché nada de lo que Ben dijo, y no porque no lo pudiera oír, sino porque mi cabeza examinaba minuciosamente los lugares en donde, de caernos, no sería tan duro 🤦🏾‍♀️. Así pues me paseé por posibilidades que iban desde sembradios abandonados, árboles frondosos y por supuesto el mar. 

Pero la buena noticia es que, además de sobrevivir para contarlo y reírme de mi misma, también logré relajarme, disfrutar la inmensidad del horizonte, la sensación de absoluta libertad y de saberme una minúscula parte de un planeta inmenso y hermoso. Allá arriba te vienen pensamientos de todo tipo, pero en mi caso los importantes, estaban relacionados con la palabra "agradecimiento". 

Volando al hospital

Luego de la experiencia del parapente y de la noche de las estrellas, el itinerario marcaba emociones más intensas: nadar con ballenas, canyoning, caminata hasta el volcán... peroooooo... el frío de la noche en el 
observatorio de Les Makes, el del parapente y el de la casa de unos amigos en los altos de Saint-Louis hicieron estragos en mi. Todo empezó como una gripe, pero terminó con fiebres muy altas y dolor de cabeza. 

La madre de mi esposo (una anfitriona de lujo) llamó a un médico, quien  de inmediato pidió exámenes de despistaje de COVID y de Dengue. Eso significaba volver a pasar por la desagradable experiencia de hacerme la prueba de COVID, lo cual ya había vivido apenas 15 días atrás en París, pues era requisito para ir a La Reunión. 

Pero ante tantos síntomas similares a esta enfermedad, no quedó más remedio. Al tener tanta fiebre, en el laboratorio le dijeron a mi esposo que había que llevarme de inmediato al hospital y así lo hizo. Como se imaginarán, siendo venezolana, al oír la palabra "hospital" se despertaron en mí las peores pesadillas. Por fortuna, el CHOR (Centro hospitalario Oeste de la Reunión) de Saint-Paul, dista mucho de los hospitales dantescos que los venezolanos conocemos. Este es una tacita de plata. Con solo dos años de haberse inaugurado este centro no solo es un sitio muy bonito, sino que está completamente bien equipado. 

En fin, el cuadro era digno de una película de Almodóvar. Una venezolana, que no habla bien francés, teniendo que ir a un hospital en una isla en el fin del mundo. A esta escena se le sumaba la ausencia de diagnóstico y el COVID rondando en las mentes de todos, y la protagonista (o sea yo) pensando que quería a su mamá.

A la espera de que llegara el médico que me atendería, el personal hospitalario se ocupó de hacerme cualquier cantidad de exámenes. Los primeros análisis arrojaron un problema hepático que hizo que le preguntaran a mi esposo si yo bebía en exceso. Ya para entonces, estaba en aislamiento preventivo a la espera de lo que arrojaría la segunda prueba del COVID hecha en menos de 24 horas. 

Los resultados fueron llegando graneados. Dengue: negativo. Hepatitis A, B, C, D y E (sí E, yo también sorprendí): negativo. Finalmente llegó el médico. Joven, guapo y nada empático. Luego de hacerme algunas preguntas de rutina, el diálogo fue algo así (ojo, no exagero)
👱¿y usted es de donde?
👩🏾 De Venezuela (esta vez cortico porque la miss dentro de mí se sentía mal)
👱Ahhh... con razón habla tan mal francés
👩🏾... (Cara de "perdooooonnnn"?)
👱¿Y usted vive aquí?
👩🏾 No, estamos de vacaciones en La Reunión
👱Es usted una irresponsable por venir en ese estado a La Reunión.
👩🏾Ehhhhhh (con cara de voy a matar a mi marido en lo que salga)
👱¿Y entonces en dónde vive?
👩🏾 En Guyana Francesa...
👱Ahhhhh pero ahora entiendo porque habla tan mal el francés...
🤦🏾‍♀️...(MA-TEN-ME!!!!!! ¿Este es doctor en medicina o es doctor de la real academia de la lengua francesa?)

Afortunadamente, al rato de la "simpática visita médica" llegaron los resultados de los 2 exámenes de COVID, ambos negativos. Así pues el diagnóstico inicial era una infección pulmonar que afectó al hígado, por lo que tenía que quedarme hospitalizada y despedirme de las aventuras planeadas.

Cuento corto, pase 4 días con fiebre, dolor de cabeza y diarrea. Tosía pero podía respirar bien. De hecho, luego de esas pruebas de COVID el olfato me quedó tan bueno como el de Jean-Baptiste Grenouille (El Perfume) No podía comer, todo me resultaba repugnante. Para empeorarlo todo, el medicamento que me daban para bajar la fiebre y el dolor de cabeza estaba afectando mi estómago. Tenía unos dolores tan fuertes que dieron 4 veces morfina.

En una de las ocasiones que dieron ese poderoso opiáceo, sentí que alguien se me sentó en la cama. Cuando abrí los ojos vi a una viejecita que me miraba y me sonreía enseñando su encía sin dientes. En ese momento pensé, "aquí fue, mi abuela me vino a buscar". Pero no. Era una paciente que deambulaba por las habitaciones. 
No tengo que decirles que fueron días terribles. Una tarde durante una visita le di a mi esposo una lista de cosas para repartir y le dije que mi única preocupación era Arturo, mi perro. 

Gracias a todos los dioses con los días fui mejorando, y luego de una semana, me dieron el alta.





Las aventuras que vi de lejos (de lo que me perdí)


Piton de la Fournaise, volcán activo de La Reunión

Mi esposo siguió con lo planificado luego de que me dieran el alta y le dijeran que yo no podía tomar un avión al menos por una semana. Gracias a esto, puedo contarles, aunque de tercera mano, lo interesante y excitante que es la oferta de La Reunión en lo que a experiencias naturales se refiere.

Una de las cosas que más lamenté no hacer fue el canyoning. Ir hasta esos parajes llenos de ríos y cascadas y descender por ellos, debe ser como estar en el Edén pero con actitud aventurera. Esta actividad, a la que se le conoce también como barranquismo, no solo incluye el descenso con cuerdas a pozos, sino el disfrutar de toboganes naturales y en pocas palabras ser un niño otra vez.  La Reunión es el lugar perfecto para hacer canyoning. De hecho, los cañones de Fleur Jaune , Bras Rouge en Cilaos y Trou Blanc en Salazie han contribuido a que La Reunión tenga  reputación internacional en lo que a esta actividad respecta.

Dentro de la planificación también estaba el avistamiento de ballenas. Pero este año, al parecer éstas decidieron irse de vacaciones a otro lado. 

Algo que mi esposo me contó con mucha emoción, fue tanto su paseo al Pitón de la Fournaise, el volcán activo de la Reunión, como el sobrevuelo que tuvo sobre éste. Como les dije, él cruzaba los dedos porque hubiese una erupción mientras nosotros estuviéramos allí, y yo por mi parte, hice una promesa a cada santo para que así no fuera (debo las promesas).
Cabellos de Pele

Las imágenes que Denys (mi esposo) captó de ambas experiencias son alucinantes, sobre todo las vistas hechas desde del pequeño avión en el que sobrevoló el volcán. Desde esa altura, pudo ver  montañas estriadas con cascadas por todas partes, así como poblados pequeños enclavados en las profundidades de los cirques. En fin, paisajes tan hermosos como diversos.

En la caminata por las cercanías al volcán, él encontró los famosos cabellos de Pele. La primera vez que me hablaron de este fenómeno quedé impresionada y me metí a googlearlos.  Esta interesantísima forma de lava fue nombrada en honor a la diosa primigenia hawaina Pele. Básicamente, son fibras de vidrio volcánicas que parecen  finas hebras de cabello. Ellas se forman como consecuencia de cascadas de lava con flujos vigorosos. ADVERTENCIA: por favor, si alguna vez se topan con esto, NO LOS TOQUEN si no tienen guantes. El cabello de Pele es vidrio basáltico muy quebradizo y  afilado que puede romper la piel con facilidad. Que conste que les advertí.

La variedad cultural es otro de los grandes atractivos de La Reunión. En este lugar conviven diversas religiones, en aparente santa paz. Digo aparente porque como turista no me atrevo a afirmarlo, pero lo que percibí me dio mucho gusto. Poder ver templos hindúes tan coloridos y exóticos, y estar cerca de la mezquita Noor-e-Islam en Saint-Denis (no puede entrar por el tema COVID, pero las visitas son permitidas) es una prueba que si hay cabida para ver a la divinidad desde diferentes perspectiva en un mismo lugar y sin problema. 

En fin, creo que quedé enamorada de este lugar, al que confieso que fui a regañadientes por mi miedo a volar. Y es que entiéndanme, si ya 10 horas en un avión no es fácil, imaginen esas 10 horas con máscara... Por fortuna, estoy evolucionando, me estoy atreviendo y esto me va a permitir contarles más en próximas oportunidades. Por lo pronto, les invito a poner en su lista de lugares exóticos por conocer a La Reunión, les prometo que no se arrepentirán. 













Comentarios

  1. Perla adoré este relato. Por lo excitante de tu aventura y porque es un gusto tu sentido del humor. Te acompañé a la distancia durante tus días de "visita obligada" al hospital, cada día esperando recibir la ansiada noticia de que ya estabas bien. El resto lo he disfrutado como si hubiera estado allí. Seguiré viajando con Pinki (¿así es que se llama tu maleta?) Por cierto, no me deja colocar mi cuenta para publicar, así que firmo.
    Susana Prada

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    1. Mi Su querida... gracias por comentar... para mi ver esto con humor me ha ayudado mucho, pero la verdad es que la pasé mal... Denys aún se burla, pero tus sabes cómo son los hombres...

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