La Reunión, la isla de la adrenalina (parte I)


Piton de Fournaise, Isla La Reunion
Piton de la Fournaise, @photodumonde_denys 


No, no es la isla de la fantasía, La Reunión es la isla de la ad
renalina. Lo gracioso es que cuando hablas de ella, la gente ladea la cabeza y te pregunta: cuál reunión? Y desde allí que arranca el cuento o, bien el viaje, según como lo vea. 

El punto es que La Reunión es otro de los paraísos escondidos que tiene el territorio francés -de hecho es uno de sus departamentos ultramarinos- y que recientemente descubrí de una manera, un tanto particular, y ahora verán por qué.

Ubicada en Océano Índico occidental (en el hemisferio sur), cerca de Madagascar y al sur de las famosas islas Seychelles, este lugar es el edén de los aventureros. No solo tiene playas preciosas; una zona montañosa espectacular coronada por un volcán -que es  uno de sus mayores atractivos turísticos- y cascadas de ensueño, sino una muy rica tradición multicultural que puede palparse en sus edificios, cocina y ciudades.

De lleno en la aventura

No sé si les dije que me casé con una mezcla de Cocodrilo Dundee e Indiana Jones a la francesa. Pues bien, si no lo dije antes, pues ya lo saben. El tema es que a esta encantadora y divertida combinación de mi esposo se le suma el hecho de que es un organizador compulsivo de itinerarios, habilidad que seguramente envidiarían las agencias de turismo, pero que yo -como venezolana apegada al "como vaya viniendo vamos viendo"- lo detesto, porque hace las vacaciones demasiado estructuradas para mi gusto.

El caso es que, al llegar a La Reunión, teníamos los días organizados. Día 1: visita al Cirque de Mafate; día 2: túnel de lava, y así. En nuestro itinerario, tan variado como intenso, había de todo. Caminatas en las cercanías del volcán (mi esposo cruzaba los dedos porque hubiera una erupción, mientras que yo rezaba a cuanto dios conocía por todo lo contrario); parapente; avistamiento de ballenas y delfines; canyoning; paseo en avión liviano sobre el volcán; una visita a un observatorio astronómico y uno que otro paseo a la playa y las ciudades para ver mercados y hacer, lo que yo describo como "cosas normales" que se hacen en vacaciones.

Claro, no voy exagerar,  todas esas actividades tenían sus intervalos de descanso. Por lo que, en dos semanas que era lo que inicialmente pensábamos quedarnos, todo aquello era perfecto, pues serían 15 días de disfrute, emociones y sabores, pero no de relax, y ya verán porqué lo digo.

De la cueva, la playa...

Este viaje tuvo de todo. Desafíos, sorpresas, ataques de nervios y desenlaces felices. Para mí, el primer reto fue mantener la calma en medio de un vuelo de 10 horas. No fue sencillo, pero por fortuna había muchas películas por ver, así que se imaginarán que las vi TODAS.

Luego de descansar, y como visita introductoria, fuimos a Saint Paul. El lugar es precioso. Específicamente visitamos la playa de Boucan Canot. Esta tiene una caminería llena de establecimientos de todo tipo. 

Al ver aquel espectáculo tan bello, me sorprendió que la gente, si bien se reunía a conversar y tomar frente a la playa, no entrara en ella. "¿Será que el agua es muy fría?", me pregunté (en el hemisferio sur entre julio y agosto es invierno) Pero no. La razón de este comportamiento es una bandera roja, señal de tiburones y, esa ocasión, a eso se le sumaba un mar con olas gigantescas. Así pues, lo primero que aprendes en La Reunión es que si bien sus playas son hermosas, no todas son aptas para nadar.

Túnel de lava 2004, Isla La Réunion
Posterior a la visita al Cirque de Mafate (espectáculo natural que te deja sin aliento) llegó el momento de la introducción a espeleología volcánica (o vulcanoespeleología). Lo sé, el asunto suena a expedición científica, pero créanme  que es una experiencia de lo más interesante y divertida. Nuestro guía, Emeric, era un experto en la materia y fue acompañado por su perro Cañón a esta aventura. 

El paseo que  duró unas 2 horas, consistió en la introducción en un tubo de lava. Nos explicó el guía, que estas cuevas volcánicas fueron creadas por la lava proveniente de una de las más grandes erupciones del Piton de Fournaise, el volcán de la isla.  Esta erupción creó un paisaje impresionante, lleno de promontorios negros hechos por la lava solidificada, a los que la vegetación del lugar no ha respetado. 

Dentro de la cueva, con todo el equipo puesto, tuvimos que rampar, caminar agachados, esquivar estalactitas y hasta saltar. Casi al finalizar, el guía compartió café y un licor fuerte del lugar, y algunas otras explicaciones que me perdí por mi escaso conocimiento del francés y por estar extasiada viendo la cueva. 

Como les dije entre un día y otro había sus momentos de relax. El primero de ellos nos llevo a visitar L'Hermitage (hay quien lo escribe L'Ermitage así que, aunque pregunté la forma correcta, nadie me supo decir) Esta es una playa kilométrica de arenas blancas que se encuentra entre Saint-Gilles-les-Bains y La Saline Resguardada por una barrera de coral, en ella el agua es transparente y tranquila, por lo que se puede estar horas en ella y disfrutar de su fauna marina sin problema. 

Plage L'Hermitage, La Réunion
Plage L'Hermitage

Además en sus cercanías hay pequeños restaurantes, puestos de crepes, café y helados, al igual que baños públicos. Es un espacio familiar, al que los reunionenses van a hacer picnics.  Lo que más me sorprendió es que en las cercanías a estas playas hay hoteles, casas, tiendas y actividad que me recordó mucho a Venice Beach. De hecho, pudiera describirse así, como un Venice Beach en el Índico, y con una mejor playa.

Mi visita favorita (porque soy una astrónoma frustrada) fue la que hicimos al observatorio de Les Makes, localizado en lo alto de Saint-Louis. Para llegar a él, hay que atravesar una carretera forestal que desemboca en el famoso mirador de la Ventana de Les Makes, desde el cual se tiene una espléndida panorámica del cirque de Cilaos y el Piton de Nieges.

... y las estrellas

La experiencia fue genial. El personal altamente capacitado y con 3 grandes telescopios, nos permitió ver Júpiter y sus lunas, y Saturno, sus lunas y anillos, además de distintas constelaciones que gracias a sus lasers, pudieron ser apreciada directamente y con claridad en el cielo.  Evidentemente, el lugar con escasa  contaminación lumínica, permite apreciar la magnificencia del cielo nocturno. Yo, que soy cazadora de las lluvias de estrellas, tuve la oportunidad de ver al menos 5 estrellas fugaces de las Deltas Acuáridas. Así que pues, si en medio de la aventura que es visitar La Reunión, les provoca tener un espacio para disfrutar del cielo del hemisferio sur, este es el lugar. Ah, los amantes de la fotografía pueden en este espacio hacer unas fotos increíbles, aca les comparto la que hizo mi esposo y que yo amo porque describe visualmente la experiencia en ese observatorio.

Observatorio Les Makes, Isla La Reunión
Observatoire Les Makes, @photodumonde_denys

La aventura que viví en la isla de La Reunión fue intensa. Luego de esta visita al observatorio, me animé a retar a mi miedo a las alturas haciendo parapente y atreviendome a hacer cayoning, dos actividades que son súper populares en La Reunión entre turistas y locales. Pero voy a dejarles con la intriga, y a animarles a seguirme leyendo, porque al igual que en El Padrino, las segundas partes de las historias que cuento suelen ser las mejores. 

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