De romance por Verona

Un destino imposible de eludir en Europa es Italia. Hay tanto que ver, comer y recorrer en este país que creo que no le alcanza a uno la vida para conocerla. No obstante, debo confesar que siempre, siempre he querido ir a Verona. No me gusta escribir o hablar de lo que no conozco, pero como estamos próximos al Día de los Enamorados, quise hacer una excepción.

Desde Caracas se puede cuadrar la llegada directa a Verona, pues tiene aeropuerto propio. Pero, yo les recomiendo irse hasta Madrid, y de allí tomar cualquier de las opciones de vuelos low cost que Europa ofrece.  Para hacer este post me metí en Rumbo.es e hice el ejercicio de ir a Verona, desde Madrid del día 12 al 16 de febrero, el vuelo más barato salía en 150 euros. No obstante, como esta hay miles de opciones, solo hay que saber buscar, o cazar la oportunidad.

Bien, ya entrando a en materia, preguntará por qué Verona, si Italia tiene otras ciudades y/o más famosos por visitar. La respuesta, lo sé, es empalagosamente romántica: el balcón de Julieta. No obstante, mi interés por este lugar no nació en las lecturas del drama de Shakespeare, sino de una película llamada “Los amantes deben aprender” (Roma Adventure, 1962) que vi cuando era una niña. En ella, Prudence Bell (Suzanne Pleshette) una joven profesora  norteamericana de un colegio femenino, entra en conflicto al no poder enseñarle a sus alumnas las delicias de la literatura. Ella frustrada renuncia y se marcha a Roma, donde espera comprobar si es verdad que los italianos son tan románticos como dicen. Allí, mientras trabaja en una pequeña librería, conoce a un atractivo italiano llamado Roberto (Rossano Brazzi), que queda prendado de ella. Pero, Don Porter (Troy Donahue), un misterioso arquitecto norteamericano que trata de olvidar al amor de su vida Lyda (Angie Dickinson), es quien llama su atención. 

La película tiene como escenografía todo el esplendor de los lugares más románticos de Italia, pero destaca entre ellos, la visita a Verona. Donde Don le recita a Prudence la escena de la ventana de Romeo y Julieta, mientras ella está en el balcón de la casa en la que supuestamente vivió Julieta.

Esta escena, me enamoró, y decidí de grande ir a conocer Verona y pasearme por esas callecitas que inspiraron a un inglés a escribir la historia de amor más famosa de todos los tiempos.

Palacios, ruinas romanas, muchas iglesias y una historia de amor
Verona es una de las 7 provincias que conforman la región del Véneto, la cual está comunicada por una excelente red de carreteras que la comunican con Venecia, Padua, Vicenza y Mantua.

Lo primero que hay que visitar en Verona es sin duda la Arena. Este anfiteatro romano que data del siglo I, es uno de los más importantes por su tamaño y capacidad (es tercero más grande del mundo, su aforo es de 18 mil personas), además de ser el mejor conservado. Entre junio y agosto, la visita es mucho más interesante, porque usted se puede sentar dentro de este y disfrutar, como lo hicieron los romanos de la época, de un concierto o incluso de una ópera, en medio del Festival de la Música Lírica.  Pero, si va en primavera,  puede subir a los asientos superiores (de piedra) y observar una pequeña parte de Verona.

Ya adentrándose en su casco histórico, se puede ver como en ella convergen diversos estilos arquitectónicos que hablan de sus diversas etapas. De hecho, hay tours especializados en cada época y pasean al visitante tanto por los restos arqueológicos romanos, como por los palacios, fortalezas, tumbas, puertas e iglesias de estilo renacentista, gótico, barroco o románico.

A este se le llega desde la Arena por las aceras de mármol rosa siguiendo los carteles en pos de Via Mazzini. Perderse por las callecitas en esto un placer, pero, ojo, dicen que a Verona hay que ir con el corazón vacío y los bolsillos llenos, porque hay tiendas y tienditas que lo tentarán a cada paso. Andando puede dar a la derecha  con Via Cappello  (calles las más comerciales) y que conduce hasta la casa de Julieta. Pero se aconseja ir hasta el final de Mazzini y tomar a la izquierda primero llegar al río Adige, allí está el Puente Castelvecchio fue construido en 1356 y totalmente destruido en la Segunda Guerra Mundial. Lo volvieron a construir en 1950 y  bordeándolo se pueden ver todas las iglesias de Verona, incluyendo a la más importante, su catedral.
La catedral de Verona es una obra románica del siglo XII con varios añadidos realizados hasta el XV, por lo cual es fácil identificar en su interior otros estilos como el gótico que conforman sus tres naves de pilares de mármol. Es casi un museo, pues ella alberga pinturas del XIV al XVI. Esta catedral está conformada por un conjunto de capillas en las que se pueden ver frescos de diferentes artistas.
Otro lugar a visitar en esta parte de Verona es el Castillo de Castelvecchio. La bellísima imagen de esta idílica fortaleza gótica se proyecta como una pintura en las aguas del Agíde. El museo en su interior, junto con sus estanques y jardines proveen al visitante de unas buenas horas de entretenimiento.
De regreso por esa misma calle Mazzini, puede hacerse una parada en Piazza delle Erbe. Esta parte de Verona es un antiguo foro romano, en el que además del Ayuntamiento, encontrará un mercadito en el que podrá comprar comida, recuerdos, y cosas muy propias de la zona. También acá está la fuente de Britney, la Torre Lamberti (desde la que se disfruta una vista preciosa de la ciudad), la Torre Gardello (que data del siglo XVI) y el Palacio Maffei con su derroche barroco de dioses griegos.
Cerca, aunque tiene que prestarle mucha atención del mapa porque es fácil perderse, está la calle Cappello, donde podrá toparse con la Casa de Julieta, que por supuesto, es más famosa que la Casa de Romeo, ubicada en la calle de las Arcas Scalígeras. La Casa de Julieta es un palacio gótico del siglo XIII, entorno a cuyo balcón se reúnen miles de turistas a tomar fotos. La casa está abierta por temporadas, y hay quien prácticamente mata por tomarse una foto en el famoso balcón. Sobre esta historia de amor se han creado una serie de tradiciones que debe tomar en cuenta al ir a Verona. Una de ellas es tocar uno de los senos de la estatua de Julieta para tener suerte en el amor, y otra mucho más romántica, es escribirle una carta a Julieta y dejarla colgada en la pared de su casa (va a ver un centenar de mensajes pegados con chicles en la pared)

La tradición de escribirle a Julieta se dice que nació en 1937, cuando alguien dejó una carta en la que se supone es su tumba, y esta fue respondida por el guardián del sepulcro. A partir de ese entonces había gente que se turnaba para contestar las cartas y cartas que seguían llegando, hasta que en 1993, la municipalidad creó el Club de Julieta. Este es una asociación de voluntarios que se dedican a responder las cartas que enamorados y desenamorados envían a la heroína shakesperiana. Se reciben cartas en todos los idiomas, debido a lo que el club echa mano de traductores y de las personas de diversas nacionalidades que viven en Verona para dar respuesta. Así mismo se tiene mucho cuidado con lo que se contesta, y hasta han puesto a psicólogos a contestar a los escritores más depresivos. En todo caso, no es necesario estar en Verona para escribirle a Julieta, ahora lo puede hacer tanto por internet como a la usanza antigua. Solo debe poner como destinatario: Julieta, Verona, Italia, y la carta llegará a su destino.

Cada año, el día de San Valentín, el Club premia a la carta más bella enviada a Julieta. Este premio llamado “Premio, Querida Julieta”(Cara Giulietta), ha tomado tanta relevancia que en la ceremonia de su entregan han participado figuras como Carla Fracci, Franco Zeffirelli, Giulietta Masina and Andrea Bocelli. Además de la entrega del premio, los organizadores de Verona en amor, este año preparan una serie de eventos que se efectuarán entre 12 y 14 de febrero que incluye exposiciones, performances, conciertos, ballet, y por supuesto la decoración de ruta que conduce de la Plaza Bra a la casa de Julieta y la Piazza delle Erbe y Piazza dei Signori. En esta última habrá un gran corazón símbolo de “Un amor por descubrir”. El programa completo de la actividad será publicado en el site: http://www.veronainlove.it/.


En fin… me confieso una romántica sin remedio… y díganme acaso qué mujer no adoraría ir a este mágico lugar y ser saludada cada mañana con el “Buon giorno, principessa” con el que Roberto Begnini conquistó a su amada en “La vida es bella”?

Comentarios

  1. Buenísimo y super útil el post Perla, gracias, cuando este allá me acordare de ti y por supuesto traeré mas contribuciones

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  2. Buenísimo!!!! Me encanta este tipo de contribuciones porque hacen más cercano lo que escribo... Buen viaje!

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