París enmascarada en clave de coronavirus

Paris enmascarada en clave de coronavirus

“París bien merece una misa” (Paris vaut bien une messe) es la frase que se me vino a la cabeza al ver todo lo que han tenido que hacer los comerciantes de esta ciudad para mantenerse vivos en medio del coronavirus. Y si bien este dicho -atribuido a Enrique IV, rey de Francia- suele usarse para hablar de una acción conveniente en pro de un beneficio mayor, la traigo a colación porque la resiliencia del lugar y sus habitantes es absolutamente plausible.


Lo confieso. Siempre quise conocer París. Tenía una idea romántica, idealizada por las novelas, la historia y las películas. Así pues, tuve una decepción tremenda cuando, la primera vez que la visité (invierno 2007) me pareció un lugar rudo, una ciudad agresiva que distaba mucho de lo que tanto soñé ver, y más cuando aún tenía en mi cabeza lo hermoso del sur de Francia que había visto ese mismo año.


No sé si es que en aquella oportunidad mi estado de ánimo no era el indicado -como nos sentimos puede cambiar nuestra percepción del entorno- o es que no es lo mismo el París invernal, que el de principios de verano, con todo y coronavirus. Lo cierto es que conocí una ciudad distinta, a la que ni siquiera el matiz enmascarado de estos tiempos le restó encanto.


Claro, mi recorrido fue otro. Y esta es una de las mejores recomendaciones que les puedo hacer: si quieren de verdad conocer el encanto de París, visítenla de la mano de un parisino. Las historias de sus calles, la presentación de sus monumentos, la visión de sus recovecos es completamente distintos.


Como muchos, mi primera vez en París estuvo llena de lugares comunes: el tour en el autobús descubierto, el paseo súper romántico por el Sena, el Louvre (que visité al estilo de Chevy Chase en Vacaciones en Europa) y por supuesto Notre Dame (tuve la suerte de verla enterita, será interesante ver el antes y el después) A la torre Eiffel, emblema parisino, la vi en ese entonces de lejos y en esta ocasión también, así que la tengo como asignatura pendiente. Pero estar liberada de estas obligaciones y, como les dije, ir guiada por citadinos, me permitió ver una cara más amable y hasta completa de la capital francesa.


París detrás de la máscara

Las trottinettes de Paris

Algo que llama poderosamente la atención en estos momentos en París es la cantidad de gente en monopatines eléctricos. Esta opción de transporte -que es parte de un esfuerzo de la alcaldía de la ciudad por darle una cara más ecológica- tiene 2 años, pero en tiempos de coronavirus su popularidad ha aumentado, al igual que los inconvenientes por su falta de clara reglamentación.


Por calles, aceras y bulevares la gente se pasea impávida en su monopatín. Es gracioso ver a los parisinos bien vestidos y con máscara combinada (claro, es París, por favor) circulando a media velocidad por doquier. Sin embargo, los conductores de las “trottinettes” son desde el 2019 (y luego de dejar a una señora y su bebe en el hospital y a una pianista famosa sin poder tocar) multados con 135 euros por circular por las aceras y con 35 euros si las dejan en cualquier lado. Así que están advertidos.


Otra de las cosas que se ha popularizado en estos tiempos es la toma de la calle de las mesas. Y es que, con el tema del distanciamiento social, el sector de restauración se vio tan afectado que hubo de crear una manera de resistir, y la solución no fue otra que tomar, literalmente, la calle. Así que muchos cafés y restaurantes se han hecho de barreras ingeniosas para ofrecer a sus clientes la seguridad que el código de la pandemia exige. 


Un lugar maravilloso que descubrí en esta visita a París fue Montmartre. El recorrido por este “quartier” es materia obligada dentro de la planificación de las visitas más extensas a la capital francesa. Con la reapertura de los cafés y establecimientos, el lugar vuelve a tener vida, y espera, con los dedos cruzados, que las estadísticas de la pandemia permitan este año realizar la famosa vendimia que en su pequeño viñedo (1ero y 2 de octubre) se realiza. 


Pero, aunque todo es muy incierto, puedo asegurarles que pasearse por este barrio que otrora fuera el laboratorio de pintores como Toulouse-Lautrec, es un placer y un lujo. Además de los sempiternos cafecitos, están los lugares de arte, las pequeñas galerías y los simpáticos comercios con replicas de Klimt, Matisse, Van Gogh y otros famosos pintores. Todos estos forman una pintoresca antesala para la cumbre del lugar la cual está coronada por la basílica del Sagrado Corazón. Desde allí, el avistamiento de la torre Eiffel y de los techos parisinos es quizás uno de los espectáculos más icónicos que se puede admirar, lo cual solo compite con el paso por la rue Foyatier, sus románticos faroles y sus 220 escalones.


Cine gratis en el Moulin Rouge


Me contó uno de mis guías en esta visita a París, que dado que el Moulin Rouge cerró sus puertas debido a la pandemia, todos los miércoles (desde 8 de julio al 9 de septiembre de 2020), la azotea de La Machine du Moulin Rouge ofrece “Cinema on the roof x SoFilm” . La Machine du Moulin Rouge o Le Bar à Bulles es un lugar atemporal, ubicado en la Cité Véron, un enclave, escondido detrás de las alas del Moulin Rouge.


Este es uno de esos lugares que solo los parisinos conocen. Más que un bar, es un lugar de culto en el que bien se puede tomar una copa y disfrutar de lo que aun queda de la movida parisina. La Machine escondida en el corazón del distrito de Pigalle, es pues una azotea atemporal, un jardín poblado de árboles frutales, que ofrece una vista incomparable de la Place Blanche.


Evidentemente, con este entorno excepcional que ofrece una vista impresionante de París,  las  películas tendrán un toque muy especial. No obstante, como las proyecciones son gratuitas (si gratis) hay que informarse bien  en el  sitio web oficial de Machine du Moulin Rouge.


Así pues esta París enmascarada también tiene su encanto, y a mí me tiene enamorada. Voy a por otra dosis de su embriagante "savoir faire" , por lo que prepárense, porque si descubro algo más se los haré saber. À bientôt

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