Madrid Tenebroso: una historia actuada por sus propios fantasmas

Tengo muchos días en Madrid y más allá de pasearme por sus calles en estos días decembrinos, colmadas de gente, decidí ver algo de la oferta de su Oficina de Turismo de la ciudad. ¡Oh, sorpresa! Las opciones son tantas y a tantas horas que, de entrada  costó decirme. Pero amante como soy de las historias propias a las tradiciones orales de los países, encontré la actividad perfecta: Madrid Tenebroso, una historia contada por sus propios fantasmas.

Este tour es para tomarlo con la caída del sol,  pues caminar por las frías callejuelas del Madrid empedrado, lo meterá en situación y hará de la experiencia algo inolvidable. La travesía comienza en Plaza Mayor, justo frente a la oficina de turismo. Allí, el guía empieza abriendo los sentidos a las psicofonías, apariciones y hasta olores que, según algunos, son comunes en la Plaza Mayor, lugar que fue testigo de diversos tipos de ejecuciones públicas (delante del Portal de Pañeros se ponían fin a la vida con garrote; frente a la Casa de la Panadería, con la horca, y ante la Casa de la Carnicería, con el hacha)

Al seguir el camino se pasa por la Plaza del Conde de Barajas y allí la guía cuenta la historia Juan de Tasis (II Conde Villamediana) un poeta que supuestamente tuvo una aventura con la reina Isabel II de España. No lejos del lugar, en la calle de Puñonrostro, el desparpajo de este personaje del siglo XVII que llevaba en su capa un escrito que rezaba "mis amores son reales" se presenta a través de un espectro tan galante como divertido que cuenta los avatares de su misteriosa muerte.

Por las cercanías de la Plazuela de San Javier (la más pequeña de la ciudad), en la calle del Rollo, una anciana vestida completamente de negro, con voz lúgubre y linterna en mano narra la terrorífica historia de la Casa de la Cueva. Según la fantasmal anfitriona el autor de las muertes se conoció gracias a las apariciones de Doña Munia en las misas que los frailes del convento de San Bernardo dieron por la paz de sus almas.

La siguiente parada: la calle de la Traviesa, en ésta un mendigo muy dicharachero contó  la tragedia del cura Don Jeremía Salcedo y de cómo la fechoría fue castigada cuando el malhechor volvió al año del asesinato ostentando decidió comprar una cabeza de carnero en el Rastro que misteriosamente se convertiría en la cabeza de Don Jeremías ante la vista atónita de un alguacil que registró la compra del pillo. El rey Felipe III para que no se olvidara aquel suceso mandó colocar en la fachada de la casa del cura, una cabeza de piedra representando al sacerdote, recordatorio que no duró mucho porque los vecinos decían que les asustaba.

En la calle de San Nicolás y luego de toparnos con una viuda, que buscaba a su hijo Luis, la guía nos relató una de las más terroríficas historias de Madrid, la del Palacio de Linares (en sus inicios Palacio de Murga, entre Paseo de Recoletos y la calle de Alcalá) El lugar que actualmente alberga a Casa de América, era un ostentoso palacio que nunca fue disfrutado pro sus dueños pues, según cuenta la leyenda, el hijo del Marqués de Linares, Don José de Murga, se casó sin saberlo con su hija ilegítima de su padre. Esta desgracia los llevaría entre otras cosas a pedir una bula papal a León XIII, quien les dio permiso de seguir casados pero manteniéndose "castos". Al parecer esto no pudo ser posible y de la relación nació Raimundita, una niña que no se sabe bien si fue asesinada al nacer por sus padres o murió muy pequeña, el caso es que se cree que ese hecho marcó el inicio de las desgracias de la familia y del palacio.

La leyenda tiene muchos vericuetos, pero resumiendo un poco, a partir de que en el lugar no duraran los vigilantes varios curiosos de lo paranormal investigaron y dieron con psicofonías de una niña que constantemente dice "mamá, mi mamá, yo nunca tuve mamá". Obviamente, esta historia añadió una particular sensación de escalofrío al paseo.

Otras pinceladas de encanto tenebroso lo dieron las actuaciones (o serán apariciones) de la Princesa de Eboli (mi fantasma favorit@) y su peculiar manera de contar la muerte de Juan de Escobedo; y la Luis Candelas (este era el "Luis" que tanto buscaba la señora que nos topamos en diversas ocasiones durante el paseo)

Una experiencia memorable, no solo por la inteligente manera de presentar una ciudad desde una particular arista, sino por la calidad de las actuaciones de quienes dan vida a cada una de las "leyendas" contadas. Así que si va por Madrid, déjese de asustar o mejor dicho, sorprender, por este interesante tour teatralizado.

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